Hace unas años fui a visitar a un amigo a su apartamento. Es un jugador de poker contrastado, con millones de manos en su currículo y juega en niveles con los que la mayoría de jugadores sólo sueñan con alcanzar, sin embargo, en aquel momento no estaba pasando por una buena racha.
Cuando fui a visitarle estaba jugando varias mesas de NL1000 y cerca de él, encima del escritorio, había varias latas de Monster, una caja de pizza, montones de papeles, libros y algunas monedas sueltas.
Delante de él, en esas dos enormes pantallas, tenía aún más desorden que en la habitación que nos rodeaba. En una de ellas tenía todas las mesas abiertas, y en la otra, el escritorio repleto de iconos con un montón de aplicaciones abiertas. El Google Chrome estaba en primer plano con lo que deberían ser 15 o 20 pestañas abiertas, desde entradas de la Wikipedia, pasando por varios blogs y páginas de poker, YouTube… y sobretodo Facebook.
En la esquina derecha de la pantalla aparecían de tanto en tanto noticaciones de
mensajes de Skype, nuevos emails o menciones en Twitter. Y mientras jugaba,
cada pocos segundos desviaba su atención de las mesas (que no eran precisamente blandas) a un par de conversaciones que tenía abiertas en Facebook.
Estaba claro que la mala racha por la que estaba pasando podía deberse a mil y un motivos, pero era evidente que tenía un grave problema de concentración y que eso también le estaba perjudicando en las mesas.
En algún punto de mi vida ami también me podia pasar. No era capaz de hacer una sesión sin ponerme una película de fondo para acompañar las largas noches de torneos, o hacer sesiones de cash de más de una hora sin mirar el móvil o abrir el navegador.
Muchos tienen la falsa creencia de que poder hacer varias cosas a la vez (multitasking) es una habilidad útil y que puede entrenarse, pero lo cierto es que la ciencia dice que al cerebro le es físicamente imposible concentrarse en varias cosas a la vez, y que si lo intentamos, nuestro rendimiento cae en picado.
Esto, para alguien como nosotros (que constantemente estamos en busca de pequeñas ventajas de las que aprovecharnos), es un lujo que no podemos permitirnos.
Quizás no puedas evitarlo (mirar Twitter, el móvil o buscar un buena canción en Spotify), pero tus ganancias en las mesas están en juego y debes aprender a hacerlo.
Muchos caemos en el patrón de cambiar de foco constantemente porque en primer lugar, hacer varias cosas a la vez, nos permite aliviar el dolor de hacer cosas que no nos apetecen o no nos motivan.
En el caso del jugador que comentaba arriba, perder la concentración podía ser una consecuencia de no pasar por una buena racha o una causa (porque llevaba más de 3 semanas palmando como un campeón). En todo caso, después de trabajar con él en ese aspecto especícamente, las cosas fueron a mejor.
Volvió a motivarse por jugar al 100%, empezó a tomar descansos después de cada sesión (en lugar de encadenar una hora tras otra delante del PC). Por último, fue capaz de decir NO conscientemente a las distracciones.
En conclusión, es bidireccional, tanto si estas haciendo las cosas bien, se nota en tu entorno y tienes tendencias más posivitas, como si tu entorno esta caotico puede ser una consecuencia de los malos resultados, y trabajar el entorno te puede ayudar a mejorar tu situación.
Ahora… ¡pruébalo tú mismo! La próxima vez que sientas el impulso de hacer otra cosa mientras estés jugando, resiste la tentación. Cada vez que lo consigas, te harás un poco más resistente y poco a poco irás desarrollando tu habilidad para concentrarte de forma más prolongada.
Cuando centras tu atención en algo, tu cerebro utiliza grandes cantidades de glucosa y varios estudios han demostrado, que cada tarea que realizas te hace menos eciente en la siguiente (especialmente si son exigentes).
Con eso en mente, me gusta pensar que cada día empezamos con un depósito de «concentración» y que cuando dedico mi atención a algo, gasto un poco de esa reserva. Y como sé que es limitada, intento aprovecharla al 100%, eliminando todo lo superuo y concentrándome en lo importante.
Así que la próxima vez que estés jugando y quieras mirar tu perfil de Instagram o de Twitter, pregúntate «¿Estoy seguro de que quiero gastar mi energía en esto en lugar de en las mesas?»
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